"LA INESPERADA ENTREVISTA A DIOS DEL PROFESOR DE MORONDANGA Y LA BOTELLA-MICRÓFONO"
Había Nacido en el Barrio Morondanga, un pedazo de tierra dura, en el Sur del Conurbano Bonaerense, donde el asfalto ausente, le hace el juego al Reino del Barro.
Ése, que cuando llueve, hace casi imposible el ingreso al Reino.
Y "el Negro estudioso", como lo apodaban sus cómplices de locuras esquineras, era el nativo del Barrio, que había descubierto la clave para llegar al Reino, cuando la lluvía arreciaba y las aguas servidas, junto con la materia fecal diseminada por las calles, ante la carencia de cloacas, se licuaban junto al barro profundo, creando el cócktel de aire nauseabundo, que los nativos, aprendieron a naturalizar desde el olfato.
El negro, quería ser profesor.
Estudió tanto, en medio de malísimas condiciones de habitat, y una vida surcada por la desgracias constantes, que el día en que se recibió, la curandera del barrio, Doña María Laquesana, mientras saboreaba un Tereré de Toronjil acedronado, exclamó con aire de profecía barrial:
"El Negrito caminante
que atravesó los surcos
de las desgracias constantes
y los infortunios pegadizos
Lo que se le hizo antojadizo
Hoy día, se cumplió.
Ahora es Profesor
de Preguntas y Respuestas
Mas no amaneció
con la respuesta
a su búsqueda incesante
pero muy pronto
el negrito caminante
dueño absoluto
de sus llagas acorazonadas
habrá de encontrar la mirada
de quien nunca lo abandonó
Ése, que está en todos lados
Y en el momento
que menos pensamos
se aparece
vestido de AMOR!"
Cuando Doña María Laquesana, terminó su profética visión, un coro de chingolos silbando bajito, entonaban el 'cántico barrial de la hermandad" y en su vuelos sin tiempos, nos llevaron hasta la primer clase del Negrito en la Plazoleta del Barrio Morondanga.
Allí, lo esperaban sus hermanos y hermanas del Barrio.
Todos dispuestos a escuchar a su "Héroe".
A alguién que habia conseguido un "Título p'al barrio".
Cuando el negrito apareció, estallaron los aplausos y la plazoleta de Morondanga se convirtió en el escenario aula del cariño entre hermanos.
Ante tanta alegría y fervor de los nativos presentes, la mirada triste del Negrito Profesor, era un contraste que quedaba "para el traste", según comentara el Juanchi Saenz Escribiente, biográfo del Barrio Morondanga.
No podía disimular su tristeza, ni el dolor que había sentido el mismo día en que, supuestamente, el imaginó que iba a ser el día mas FEliz de su vida:
El día en que había recibido su título de Profesor.
Porque siempre imaginó, que iba a tener respuestas para todo.
Pero no fué así.
Porque le dolía en el alma, el dolor de los pibes y las pibas en las esquinas de su barrio.
El hambre de los mas chiquitos en las casas. Las angustias de los padres que lloran a escondidas, por no tener trabajo. Los abuelos, quienes fueron los jóvenes fundadores del lugar, y hoy apenas caminan, apoyados sobre los bastones de la indigencia.
Desde que se recibió, hasta que dió su primer clase, el dolor y la impotencia de ser un Profesor sin respuesta, fueron su mochila.
Pero llegó ese día.
El "cara a cara" con sus alumnos, sus hermanos y hermanas de todas las edades y colores, que se habían congregado en la plazoleta de Morondanga, Aula a cielo abierto, para escuchar al primer "profe" de la historia del barrio.
Cuando la ovación que recibió finalizó, los miró impartiendo "silencio visual" y dijo:
-¿Ustedes saben quien soy yo?-
Yo no soy Nada. Y yo no soy nadie.
Por lo tanto, no puedo enseñales nada!
Gritó con notable impotencia y las làgrimas se le escaparon presurosas como anticipo de una avalancha del llanto.
-Eso no es cierto!- Gritó uno
-No seas Mentiroso!-Gritó otro.
-Vos sos nuestro Profesor!- gritaron todos.
El negrito estudioso, conmovido, abrió los ojos y no podía imaginar tanto cariño de parte de los sufrientes a los cuales no podría darles nunca respuestas para aliviar tanto sufrimiento.
Y todos al unísono, como un coro celestial de ángeles guerreros, gritaron:
-Vos sos el Profesor de Morondanga!-
Y el negrito estudioso, desencajado, lloroso y víctima de emociones distintas que hacían galopar su corazón al punto de salirse del cuerpo, les espetó:
-Pero yo no tengo respuestas para darles!
Que clase de profesor puedo ser!
No vine a mentirles! Como puedo ayudarlos a encontrar las verdades de las cosas, si no tengo las respuestas de las mismas?
-Nunca me enseñaron en el profesorado las verdades de un pueblo.! El Hambre, las enfermedades que produce la miseria, la desocupación, la falta de un techo y tantas otras plagas son verdades, realidades para las cuales yo, como "supuesto profesor" no tenga respuestas ni soluciones.-
Se hizo un silencio sepulcral.
Solo se oyó sobre los charcos del barro, el gotear de lágrimas, de los congregados en la plazoleta de Morondanga.
Fué entonces, que desde el fondo sagrado de los amuchados, surgió una Chispa con forma de niño.
Tenía el cabello largo como su sonrisa.
Sus ojitos eran dos luciérnagas que brillaban contantes ante tanta oscuridad y confusión humana.
Le decían "CHISPITA". Imagine el lector el por que.
Se sentó Chispita al lado del reciéntemente bautizado por el pueblo "Profesor de Morondanga" y le dijo:
-Dame jugo-
El profe obedeció en silencio y asombrado como el resto, seguía la escena como esperando las próximas palabras del niño.
- Y También quiero galletitas-
El profe, renovaba su asombro, por la firmeza y la autoridad con que Chispita, se expresaba.
Tenía 6 años. Pero parecía de 33 por su forma de ser en ese momento.
- No estés triste. Y no busques mas donde no tenes que buscar. No Todas las respuestas estan en los libros- Le dijo el niño al Profe, mientras saboreaba una galletita rellena de limón.
- Y donde están las respuestas que no están en los libros? dónde debo buscar? Cuál es el camino que debo seguir? Preguntó el Profesor de Morondanga a Chispita.
-Ahí- Dijo el niño señalando al Pueblo.
Todos hicieron un silencio de Paz.
Se miraron entre todos y con el Profesor, sintieron juntos, el manto de alivió de haber encontrado lo que tanto buscaba.
Chispita tomó lápiz y papel, y empezó a dibujar.
Mientras el Profé intentaba espiarlo, la multitud expectante, seguía paso a paso, cada movimiento del niño que brilla.
-Querés una galletita? Dijo chispita al profe.para que no lo espiara, hasta tanto no terminara el dibujo, y el pueblo estalló en una gran carcajada.
Cuando terninó de dibujar, el niño del cabello largo como su sonrisa, se paró, con una mano tomó la botella, con la otra sostenía su dibujo
Y dijo:
-A partir de hoy esta botella será tu micrófono.
Con Él hablarás a todos los que buscan o miran sin ver.
Y te regalo para siempre, éste, mi dibujo-
Se fué Chispita cantando con los Chingolos, la canción de la hermandad, en medio de la Gente.
El Profe, vió irse al niño canturreando y luego observó el dibujo.
En el centro del Papel, dibujado un corazón.
Y en el Centro del corazón, una frase:
"SOLO EL PUEBLO SALVARÁ AL PUEBLO"
El Profesor de Morondanga, lloró.
Todos, ese día, lloraron, de emoción.
La Alegría, la Esperanza y la Paz, habían inundado los corazones del Pueblo.
Porque en su primer clase, El Profesor de Morondanga, ¿inesperadamente? y con una "Botella-Micrófono", había entrevistado a DIOS.
Waldemar Palavecino
Walde Pala
29.08.22